Francia prohibirá los vuelos internos que se puedan hacer en tren en menos de dos horas y media
La Asamblea Nacional francesa dio este sábado pasado el primer paso para prohibir los vuelos domésticos en rutas que pueden ser cubiertas en menos de dos horas y media en tren. Aún se necesitan dos votaciones más para que la medida salga adelante, una más en el Senado y otra en la Cámara baja.
La medida forma parte de un proyecto de ley que busca recortar las emisiones francesas en un 40% de aquí a 2030 y devolverlas al estado de 1990.
Paradójicamente, la crisis derivada de la pandemia ha convertido al Estado francés en el primer accionista de Air France, que cubre la mayoría de esos trayectos, tras inyectar 4.000 millones de euros para su recapitalización urgente.
La ministra francesa de Industria, Agnès Pannier-Runacher, ha rechazado las críticas de la industria aérea, que argumentan que en plena recuperación pospandemia no es el momento más propicio para prohibir la mayoría de los vuelos domésticos, y ha afirmado no observar ninguna contradicción entre la medida y el rescate de su aerolínea de bandera.
“Sabemos que la aviación aumenta el dióxido de carbono emitido y el cambio climático nos obliga a recortar nuestras emisiones”, ha afirmado Pannier-Runacher en declaraciones a la cadena de radio Europe 1. “De la misma manera, debemos apoyar a nuestras compañías y no dejarlas caer”.
Pese a la dureza de la medida, para varios grupos de activistas ambientales la redacción actual del proyecto se queda corta: debería suponer, dicen, la prohibición de todas las rutas aéreas domésticas que puedan ser recorridas en tren en menos de cuatro horas y no solo en dos y media.
Ignorancia total
Las modas son peligrosas. Más cuando no se apoyan con datos reales y contrastados, como es el caso del Flygskam (vergüenza por volar).
Tal y como analizamos en Avion Revue números 451, 452 y 453, los datos reales y contrastados, analizados por institutos independientes como el ICCT, pero también por la Comisión y el Parlamento Europeos son, o deberían ser, suficientemente elocuentes: es el transporte por carretera el que más CO2 emite (72%), seguido por el transporte marítimo (13,6%) y después por el transporte aéreo (13,4%). Los vuelos domésticos de corto recorrido, los que son servidos mayoritariamente por la aviación regional, responden solo por el 5% del total de las emisiones de la aviación.
Es decir, que la medida tomada por Francia, de ser aprobada finalmente, no tendrá en la práctica efecto alguno excepto la quiebra de aerolíneas regionales, el agravamiento de una situación ya extremadamente complicada para el sector aéreo y la pérdida de conectividad, y por tanto de negocio, de muchas regiones.
Sería mucho, pero mucho, más efectivo prohibir Amazon o Aliexpress (cuyos productos acaban mayoritariamente llegando desde Asia por mar -donde se produce usando intensivamente energía procedente de centrales de carbón- y luego a los domicilios por carretera).
O prohibir el sector de la moda, porque la industria textil es la responsable del 10% de las emisiones de CO2, pero que a su vez también es mayoritariamente fabricada en Asia y transportada por mar. Se estima que, combinados todos estos elementos, para 2050 será la responsable del 26% de las emisiones globales de efecto invernadero.
Para los que quieran saber más del efecto de la industria textil en el medio ambiente, recomendamos esta lectura: https://www.finect.com/grupos/schroders/articulos/moda-sostenible-cuanto-cuesta-planeta-vistamos-bien
En resumen, la medida que quiere aprobar Francia no dejaría de ser un brindis al sol con tintes electoralistas si no fuera porque es peligrosa y dañina para un sector que ha demostrado con innovación constante que puede y quiere reducir sus efectos en el medio ambiente como muchos otros mencionados aquí no están haciendo.