El desvío de vuelos por emergencias médicas suponen una pequeña parte de los millones de vuelos que se operan anualmente, pero es un proceso costoso para las aerolíneas. Cada vez más personas viajan en avión, lo que supone que el número de incidencias médicas a bordo ha ido creciendo gradualmente con los años.
La compañía aérea, una de las que cuenta con mayor tráfico internacional, ya que realiza más de 3.500 salidas a la semana, y operó más de 194.000 vuelos en 2016. En estos doce meses, se vio obligada a efectuar más de 60 desvíos de vuelo por emergencias médicas.
En este sentido, el año pasado, invirtió cerca de 23.000 horas en formación médica en la tripulación de cabina y los pilotos para garantizar que están preparados para prestar la asistencia necesaria a pasajeros a bordo. Además ha invertido más de 7 millones de dólares en la instalación de un completo equipo médico a bordo, con un gasto de mantenimiento anual que supera los 1.7 millones de dólares.