La ESA reduce las operaciones de sus misiones científicas

por | 25 marzo 2020

En respuesta a la escalada de la pandemia de coronavirus, la ESA ha decidido reducir aún más el número de personas presentes en su centro de control de misiones de Darmstadt (Alemania).

Para llevar a cabo estos nuevos ajustes será necesario detener temporalmente el funcionamiento de los instrumentos y la recogida de datos en cuatro misiones científicas en el sistema solar, que forman parte de la flota de 21 naves que actualmente opera la Agencia desde el Centro Europeo de Operaciones Espaciales (ESOC) de Darmstadt.

La ESA comenzó a aplicar medidas de reducción de riesgos con mucha antelación. La gran mayoría del personal de la ESA lleva casi dos semanas trabajando desde casa. Solo aquellas personas encargadas de labores críticas, incluido el mantenimiento de las operaciones de las naves en tiempo real, siguen presentes en los centros de la ESA de toda Europa.

Aplicación de medidas más estrictas

Los últimos acontecimientos, como el aumento de las restricciones por parte de las autoridades nacionales, regionales y locales en toda Europa y el primer resultado positivo de COVID-19 entre los trabajadores de ESOC, han llevado a la Agencia a limitar aún más la presencia de su personal en el centro de control de misiones.

“Nuestra prioridad es la salud de nuestros trabajadores, por lo que vamos a reducir la actividad de algunas de nuestras misiones científicas, especialmente nuestras naves interplanetarias, que son las que ahora mismo precisan de un mayor número de personas sobre el terreno”, señala Rolf Densing, director de Operaciones de la ESA.

“Al tener órbitas estables y tratarse de misiones de larga duración, desactivar sus instrumentos científicos y ponerlos temporalmente en modo seguro, que apenas necesita supervisión, tendrán un impacto insignificante en su operatividad general”.

Entre las misiones afectadas se encuentran:
•    Cluster: una misión compuesta por cuatro naves y lanzada en 2000, que orbita la Tierra para investigar el entorno magnético de nuestro planeta y cómo se ve afectado por el viento solar, la corriente de partículas cargadas que el Sol libera de forma constante.
•    Satélite para el Estudio de Gases Traza de ExoMars: lanzado en 2016, se halla en órbita alrededor de Marte, donde ha estado investigando la atmósfera del planeta y retransmitiendo datos para los módulos en superficie.
•    Mars Express: esta sonda infatigable, lanzada en 2003, lleva tomando imágenes de la superficie marciana y muestras de su atmósfera desde hace más de quince años.
•    Satélite Solar Orbiter: la última misión científica de la ESA, lanzada en febrero de 2020 y que en estos momentos viaja hacia su órbita científica alrededor del Sol.

“Ha sido una decisión difícil de tomar, pero hemos hecho lo correcto. Nuestra mayor responsabilidad es la protección de las personas y sé que todos en la comunidad científica entendemos su necesidad”, apunta Günther Hasinger, director de Ciencia de la ESA.

“Es un paso prudencial para proteger las misiones científicas más importantes de Europa, así como los instrumentos de los científicos europeos y de nuestros socios internacionales que transportan dichas misiones. Estamos hablando de algunos de los experimentos científicos más avanzados de la humanidad y, si poner ciertas misiones temporalmente en modo de espera puede garantizar su seguridad, eso es lo que haremos”.

La reducción temporal del personal presente en los centros también permitirá a los equipos de ESOC concentrarse en mantener la seguridad de las naves del resto de las misiones, especialmente el explorador de Mercurio BepiColombo, que va rumbo al planeta más interior del sistema solar y que precisará de cierto apoyo presencial alrededor de la fecha prevista para su sobrevuelo alrededor de la Tierra, el 10 de abril.

Esta complicada maniobra, que utilizará la gravedad terrestre para ajustar la trayectoria de BepiColombo durante su viaje a Mercurio, será efectuada por un reducido grupo de ingenieros, respetando escrupulosamente el distanciamiento social y otras medidas de salud e higiene imprescindibles en las actuales circunstancias.

Las operaciones de puesta en servicio y verificación de los instrumentos científicos del recién lanzado Solar Orbiter, que comenzaron el mes pasado, se han suspendido de manera temporal.

La ESA espera retomar estas operaciones próximamente, según se desarrollen los acontecimientos en lo relativo al coronavirus. Entretanto, Solar Orbiter continuará su viaje hacia el Sol, con un primer sobrevuelo alrededor de Venus el próximo mes de diciembre.

Navegando por el espacio

“A lo largo de los próximos días, nuestras misiones interplanetarias irán entrando en modo seguro, de forma que necesiten muy poca intervención en tierra o ninguna”, apunta Paolo Ferri, responsable de operaciones de las misiones en la ESA.
“Estas sondas están diseñadas para soportar largos periodos de tiempo sin interactuar o con una interacción muy limitada con la Tierra, algo necesario, por ejemplo, cuando se sitúan por detrás del Sol y se pierde el contacto por radio durante semanas —continúa—. Confiamos en que, reduciendo al mínimo las interacciones con el control de tierra, las misiones podrán mantenerse sin problemas en ese modo de funcionamiento durante meses, si es que las medidas de mitigación del coronavirus así lo exigen”.
En los próximos días, la ESA vigilará la evolución de las condiciones ambientales y las restricciones, y desarrollará procedimientos, planes y pautas de decisiones especiales para la futura reanudación de las operaciones científicas.
“La decisión de reactivar el modo de producción científica normal se tomará individualmente, dependiendo de variables como el tipo y la complejidad de cada misión”, añade Paolo Ferri.
Esta medida no afecta a otras misiones de la ESA que se controlan desde Darmstadt, como las misiones científicas de astronomía o las de observación de la Tierra, incluidas las que forman parte del programa Copernicus de la Comisión Europea. Aunque estas misiones precisan de intervención frecuente en tierra, los equipos pueden llevar a cabo la mayoría de las acciones de control de forma remota, por lo que solo es necesario que haya un técnico en la sala de control.

Lo primero, las personas

Aun antes de aplicar esta medida, la comunidad de científicos europeos e internacionales detrás de las misiones interplanetarias ya estaba notando los efectos del brote de coronavirus, pues el procesamiento y el análisis de datos se estaban viendo obstaculizados por las restricciones nacionales y locales en los lugares de trabajo y la necesidad de practicar el distanciamiento social.
“Quiero dar las gracias a todos los científicos, ingenieros y demás colegas, no solo en el control de misiones sino en toda la Agencia y en los centros de nuestros socios, por hacer que las misiones espaciales europeas sigan adelante en medio de esta crisis mundial”, ha afirmado el director general de la ESA, Jan Wörner.
“Me complace ver la profesionalidad con que todos en la ESA están afrontando esta difícil situación. Demuestra que la Agencia es, ante todo, un grupo de personas de todos los rincones de Europa que no solo se preocupan por la ciencia y el espacio, sino que, lo que es aún más importante, se preocupan por el bienestar de sus colegas, familias y las personas de todo el planeta”.

Solar Orbiter, ESA

Solar Orbiter

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