La empresa espacial y de tecnología Ad Astra Rocket Company, del exastronauta costarricense Franklin Chang Díaz, ha sorteado la crisis por la pandemia y se perfila como el único desarrollador del motor de propulsión espacial de plasma, VASIMR®.
Por Alberto López
“El Covid-19 nos ha golpeado, como lo ha hecho con muchas pequeñas empresas en todo el mundo. Sin embargo, aún ante el espectro de la pandemia, hemos seguido progresando en nuestra misión. Por lo general, el impacto ha sido en demoras en algunos de nuestros proyectos. Es difícil desarrollar un motor de plasma por teletrabajo o manteniendo el distanciamiento social. Lo mismo con los trabajos en una planta de hidrógeno o en la construcción de un radar espacial (otros proyectos de desarrollo de la firma). Pero nos las hemos ingeniado para avanzar”, dijo Chang Díaz.
El VASIMR® es un proyecto que Chang ideó desde sus estudios en el Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT), en la década de los 70 del siglo pasado, y que crea artificialmente en la Tierra el combustible de las estrellas, el plasma, para fines de propulsión espacial a muy alta velocidad, muy superior a la desarrollada en la actualidad con los cohetes de combustión química tradicionales.
Chang posee un doctorado en Física Nuclear del MIT y es el primer astronauta centroamericano; además, ostenta aún el récord de ser el astronauta con más misiones espaciales en la NASA (de donde se retiró en 2005): siete misiones, entre 1986 y 2002.
El exastronauta recordó que la empresa continúa operando con una mezcla de fondos provenientes de contratos por proyectos que “ejecutamos y de inversión privada. El precio de nuestras acciones se ha mantenido estable aún a través de la pandemia. En los últimos doce meses hemos concretado colocaciones privadas en los Estados Unidos por un valor de aproximadamente de US$1,5 millones”.
En ese sentido, desde su inicio, en 2005, la compañía aeroespacial ha invertido aproximadamente US$47 millones en el desarrollo del motor VASIMR® para llegar al nivel de desarrollo tecnológico 5 (TRL-5, por sus siglas en inglés), nivel que alcanzó el año pasado.
El siguiente paso es progresar al nivel TRL-6 con el motor TC-1Q de 150kW (para tenerlo listo en un par de años, en 2023), primer modelo que se probará en el espacio en el 2025. La empresa invertirá aproximadamente US$60 millones más en el desarrollo de ese motor.
Además, al iniciarse el contrato con la NASA en el 2015, para desarrollar un motor eléctrico de 100 kW, competían tres empresas; hoy, de las tres, solo Ad Astra ha logrado mantenerse en la ruta.
“El pasado 9 de diciembre se completó la campaña número 13 de pruebas de alta potencia que validaron todas las modificaciones a la primera etapa del motor, logrando la operación estable del motor por más de cuatro horas. En estos momentos, el equipo se encuentra en la campaña 14 que se enfoca en modificaciones a la segunda etapa del motor y que se completará en la primera mitad del 2021”, agregó Chang Díaz.
Chang confirmó que existe interés de los actuales operadores privados de viajes espaciales por incorporar VASIMR® a sus naves, pero prefirió no comentar sobre ese tema en este momento.
“Reconociendo que el VASIMR® es el único motor de propulsión eléctrica de alta potencia que ha alcanzado el nivel TRL-5 y el compromiso de Ad Astra de continuar su desarrollo, con o sin fondos estatales, la NASA se ha mantenido flexible e interesada en el éxito del proyecto”, finalizó el exastronauta.