El pasado 6 de febrero, el operador español Hispasat lanzó su nuevo e innovador satélite Amazonas Nexus, a bordo de un cohete Falcon 9 de la empresa estadounidense SpaceX. Se trata de un satélite geoestacionario de alto rendimiento que permitirá el acceso a internet de alta velocidad en todo el continente americano, y puntos tan remotos como Groenlandia. Además, está especialmente diseñado para ofrecer conectividad de alta calidad en aviones y barcos. Aprovechamos la oportunidad para hablar, en exclusiva, con Antonio Abad, director técnico y de operaciones de Hispasat, para que nos cuente un poco más sobre este programa, así como sus impresiones sobre la industria espacial.
Avion Revue: ¿Cómo se gesta el proyecto de Nexus? ¿Es un satélite que reemplaza el Amazonas 2?
Antonio Abad: Oficialmente el origen inicial del proyecto es ese, es decir, teníamos que lanzar un reemplazo del Amazonas 2 que acaba la vida útil en 2024 y decidimos poner en marcha un nuevo satélite. Cuando decidimos poner en marcha el proyecto, estamos hablando del año 2019, vimos que había una tendencia muy fuerte en el mercado en los temas de movilidad, entendiendo por movilidad la conectividad de barcos y de aviones, fundamentalmente. A partir de ahí empezamos a diseñar un satélite que tuviera esas dos vertientes, que por un lado pudiera reemplazar al Amazonas 2, pero al mismo tiempo estuviera optimizado para dar servicios de conectividad en movilidad.
Estuvimos haciendo varios diseños y, en paralelo, empezamos a discutir con algunos clientes fundamentalmente de movilidad y surgieron también dos clientes adicionales que son el departamento de defensa norteamericano, que utiliza capacidades comerciales en algunos tipos de comunicaciones, además de los distintos rangos de comunicaciones seguras, y luego la empresa nacional de telecomunicaciones de Groenlandia, siendo un territorio muy disperso y con una climatología muy adversa, ellos decidieron apostar por una solución satelital para dar conectividad en la zonas remotas. Esto se parece mucho a lo que venimos haciendo también a nivel nacional en España, pero, llevado al extremo, porque en Groenlandia estamos hablando de zonas que durante 9 meses al año son inaccesibles. Durante ese periodo la gente se encuentra aislada por lo que las comunicaciones son muy importantes y las comunicaciones por satélites son una solución muy eficiente y de rápido despliegue, una vez que el satélite se pone en marcha.
Todo esto nos llevó a un diseño del satélite en el que cada vez hay más peso de la parte de movilidad y conectividad y menos peso de la parte de reemplazo de Amazonas 2. Y en el año 2019, pedimos oferta a los fabricantes de satélite.

AR: ¿Ahí se envía una RFP (Request for proposal)?
AA: Mandamos unos requisitos a los fabricantes, los fabricantes nos respondieron con unas ofertas, unas propuestas con unos diseños técnicos. Actualmente estamos en un proceso de transición de la industria de los satélites, donde se está transformando lo que era el negocio en Amazonas 2 y lo que está siendo o lo que va a ser el negocio de los satélites en los próximos años.
El negocio en Amazonas 2 estaba muy relacionado con la difusión de señales de televisión, y el negocio de los satélites, pero, actualmente, y en el futuro vemos más oportunidades como es el de la conectividad. La diferencia sustancial es que el negocio de la difusión de televisión requería arquitectura distinta, porque consistía en subir una señal al satélite y retransmitirla en un territorio muy extenso. Mientras que el negocio de conectividad es un enlace punto a punto, y eso requiere una tecnología, y una arquitectura del satélite, distinta a la que veníamos utilizando.
Todo esto está muy relacionado con el procesamiento digital en los satélites y en su evolución, lo que llamamos satélites flexibles con procesadores digitales, o “satélites definidos por software”, y estamos, actualmente, en este proceso de transformación.
AR: ¿Cuáles son las principales características del satélite? ¿Qué aporta el Amazonas Nexus a Hispasat?
AA: En el año 2019, la mejor propuesta tecnológica que había era la de Thales Alenia Space porque dispone de un procesador digital de quinta generación que nos permite ese procesamiento digital de todas las señales, lo cual nos permite una flexibilidad y conectividad, como no habíamos podido tener hasta ahora. En primer lugar, el tamaño de las señales lo adaptamos a las necesidades de cada usuario y hemos ido cambiado las áreas de cobertura muy grandes como las utilizadas en difusión, por múltiples haces pincel (spot beams), que son haces de cobertura mucho más reducidas, que permiten concentrar la energía y ser más eficiente en esos enlaces de punto a punto.
El procesador digital embarcado permite que, subiendo desde cualquier haz de la cobertura, se pueda bajar en cualquier otro, es decir que tenemos una flexibilidad total en la conectividad de esos haces, que era una de las limitaciones que veníamos teniendo hasta ahora.
Esa flexibilidad nos la da ese procesador de Thales de quinta generación. Está en fabricación en este momento la siguiente generación de satélites, que además del procesamiento digital, añade la capacidad de modificar la cobertura en órbita. Esto da lugar a una nueva generación de satélites que van a estar disponibles en los próximos años.
AR: ¿Nos detalla más sobre el siguiente paso tecnológico?
AA: El siguiente paso en la tecnología lo suponen el uso de nuevas plataformas de satélites que actualmente están en desarrollo en Europa. Se trata de la plataforma “OneSat” de Airbus y la plataforma “Inspire” de Thales Alenia Space. Estas plataformas añaden al procesamiento digital, flexibilidad en la cobertura que permite, por ejemplo, cambiar la posición orbital del satélite y poner un haz donde no se había previsto, pudiendo definir así unas nuevas coberturas. En el caso de Thales incorpora también un procesador de sexta generación.
Esto hoy día no tiene equivalente en el resto de la industria espacial mundial. Y es un claro ejemplo de cómo en Europa se puede liderar a nivel mundial la tecnología.
Esto es importante decirlo para entender que, cuando se hacen las cosas bien en Europa, tenemos la capacidad para liderar a nivel mundial cualquiera de estas tecnologías.

AR: Continuando con el tema de industria, Hispasat como operador y tractor industrial español y europeo, en este caso. ¿Cómo es la colaboración con la industria?
AA: El satélite se adjudicó a Thales Alenia Space, que es una empresa 100% europea. Nuestra colaboración con la industria europea viene desde el principio de los tiempos. En Hispasat siempre hemos apoyado tanto la industria europea, a través de programas de la Agencia Espacial Europea (ESA), como la propia industria española en la que siempre en Hispasat hemos generado retornos industriales. Cuando compramos un satélite, acordamos con el fabricante que tiene que generar un volumen de contratación equivalente al valor del satélite que estamos contratando y en este sentido, desde el principio, se han generado en Hispasat más de 1.400 millones de euros en retornos industriales para la industria española. Si hoy día España ocupa el cuarto lugar en la industria europea, sin duda es gracias a la presencia de empresas y operadores tractores como Hispasat.
Hay que tener en cuenta que la presencia de operadores en el resto de los países en Europa no es tan frecuente y solo Francia con Eutelsat y Luxemburgo con SES, son los únicos países de Europa, además de España, que tienen operadores de satélites de telecomunicaciones relevantes. Ni Alemania, ni Italia tienen un equivalente que pueda en ese sentido ser tractor de la propia industria.
AR: ¿En qué porcentaje participó la industria española en el proyecto Amazonas Nexus?
En el proyecto de Amazonas Nexus, en torno a un 20% del proyecto está desarrollado en España y sin duda que es una excelente participación de la industria en el programa. Tanto en la parte del satélite en elementos activos y pasivos de la carga útil en los que está Thales Alenia Space España y Sener Aeroespacial, principalmente. En la parte de segmento terreno, GMV juega un papel principal, como contratista de todo el segmento terreno. Y luego, hay empresas, como Aicox, que también nos suministra estaciones terrenas de usuario.
AR: GMV suministra todo el segmento terreno de Nexus. Ya han trabajado con ellos en otros proyectos antes ¿Cómo es la relación con esta compañía?
AA: Con GMV tenemos una relación muy amplia, extensa y duradera, porque es un partner estratégico de Hispasat.
Hace 30 años cuando nosotros comenzamos, cuando se compraba un satélite, el fabricante del satélite, además del satélite que volaba, suministraba el sistema de Tierra que se utilizaba para controlar ese satélite. Y en aquel momento no se concebía esto de otra manera, porque el sistema estaba íntimamente ligado con el funcionamiento del satélite.
Después de comprar varios sistemas de control a los fabricantes de satélites, empezamos a buscar en el mercado y encontramos que había empresas que estaban trabajando en un concepto multiplataforma, con una parte común a todos los satélites y una serie de drivers, que son los que hacen las funciones específicas para cada uno de los satélites. Aquí yo creo que GMV adoptó una estrategia muy acertada de apostar por este tipo de arquitectura, y nosotros apostamos por GMV en el desarrollo de este producto multiplataforma. Estamos hablando de hace unos 20 años, desde entonces cuando tenemos un satélite nuevo desarrollamos específicamente sólo el módulo necesario para el nuevo satélite porque, tanto el hardware como el software de base, sigue siendo el mismo. Esto es mucho más eficiente y mucho más fácil para formar al equipo.

AR: Volviendo a Amazonas Nexus ¿A partir del lanzamiento cuáles son los siguientes pasos?
AA: El satélite que hemos lanzado incorpora, además de toda la innovación en la parte de comunicaciones que ya hemos comentado, un sistema de propulsión eléctrica para todas las fases del programa, que es algo bastante novedoso. Esto se traduce en que, a diferencia de la propulsión química, en la que utilizamos una mezcla hipergólica, que se combina en la cámara de combustión generando una reacción exotérmica que produce gases a altas presiones que se aceleran en una tobera y salen a alta velocidad, aquí simplemente ionizamos un gas, en este caso Xenon, que pasa por un cátodo, que acelera los iones y los expulsa a muchísima velocidad, en mucha menos masa, pero a velocidades mucho más altas. Esto nos permite conseguir los aumentos de velocidad necesarios para pasar de la órbita de transferencia en la que nos inyecta el lanzador a la órbita geoestacionaria.
Lo más importante es que este sistema de propulsión eléctrica nos reduce significativamente la masa propulsante necesaria aproximadamente a un tercio, es decir, si normalmente necesitaríamos 3.000 kilos para completar una misión de este tipo, en el satélite Amazonas Nexus llevamos solamente 1.000 kilos de combustible, es decir, un ahorro de 2.000 kilos de masa, con todas las ventajas que esto conlleva en cuanto a los costes del lanzamiento. El inconveniente que tiene el sistema de propulsión eléctrica es que la fuerza con la que empujan estos propulsores es mucho más baja que la que de los propulsores químicos. Es aproximadamente 400 veces más baja lo que se traduce en un aumento del tiempo necesario para llegar a la órbita geoestacionaria de 10 días a 4 ó 5 meses.
Cuando lleguemos a la órbita geoestacionaria, procederemos a desplegar las antenas, encender la carga útil, y haremos las pruebas de todas las comunicaciones. Una vez realizadas comenzaremos a operar a lo largo de este verano.
Por último, tal y como está el escenario ahora mismo ¿Ha sido muy complicado contratar el lanzamiento?
Afortunadamente, en este caso el lanzador lo hemos contratado incluso antes del satélite. Fue un tema oportunista, en unas negociaciones sobre otro tema surgió la oportunidad de comprar un lanzador un poco más barato de lo que estaba en el mercado en ese momento. Decidimos, acertadamente, como ha demostrado el tiempo, comprar el lanzador en el momento adecuado.