Solar Orbiter, la misión insignia de la Agencia Espacial Europea (ESA) para estudiar el Sol, ha superado todas las pruebas y ahora se trasladará a Cabo Cañaveral lista para su lanzamiento en febrero de 2020.
Construida por Airbus en Stevenage (Reino Unido), Solar Orbiter estudiará en detalle el Sol y sus efectos sobre el sistema solar. La sonda espacial transporta un conjunto de instrumentos complementarios que medirán las partículas, los campos y las ondas de plasma a través de las que viaja, y al mismo tiempo realiza observaciones de la superficie y de la atmósfera exterior del Sol, la fotosfera y la corona.
Desde octubre de 2018, Solar Orbiter se ha sometido a una serie de pruebas en el centro de ensayos espaciales de IABG cerca de Múnich. Se han realizado pruebas de compatibilidad electromagnética, de vibración y de vacío térmico, así como de despliegue de los paneles solares y de las pértigas de la nave. Todas las pruebas han concluido con éxito.
Cuando alcance su punto más cercano al Sol, Solar Orbiter estará más próximo a nuestra estrella que el planeta Mercurio: una distancia de 0,28 unidades astronómicas (42 millones de kilómetros) en una órbita que le sacará del plano eclíptico. Desde ahí podrá realizar observaciones de la misma región de la superficie del Sol durante largo tiempo y tendrá acceso visual a sus regiones polares. Será una de las mayores aproximaciones de una nave espacial al Sol y llegará a una distancia donde soportará una luz solar trece veces más intensa que los satélites que orbitan alrededor de la Tierra.
Solar Orbiter debe resistir una intensa radiación térmica, de modo que es preciso proteger su conjunto de instrumentos, permitiendo a la vez que observen el Sol. El escudo térmico y la nueva tecnología de paneles solares de alta temperatura son esenciales para el éxito de su operación. Para posicionarse y elevar su órbita por encima de los polos, Solar Orbiter realizará una compleja serie de sobrevuelos con asistencia gravitatoria de la Tierra y de Venus.
El Sol emite explosiones de partículas de alta energía (eyecciones coronales de masa), que pueden afectar gravemente a los sistemas de distribución de energía eléctrica, provocar que los ordenadores dejen de funcionar, dañar los satélites y poner en peligro a los astronautas. Solar Orbiter observará el Sol desde una órbita elíptica a su alrededor y proporcionará datos científicos para comprender mejor los mecanismos que se producen en el Sol y que originan estas fulguraciones tan violentas y dañinas.
Solar Orbiter se basa en otras misiones de gran éxito, construidas por Airbus, como SOHO y Ulyses, que han aportado una importante información sobre el funcionamiento del Sol. Al igual que estas misiones, Solar Orbiter es una colaboración entre la ESA y la NASA.
La misión se desarrollará durante un periodo de ocho años.