Boeing reveló, recientemente, que ha perdido alrededor de US$1.100 millones en costos relacionados con su acuerdo con la administración de Donald Trump para modificar dos aviones jumbo 747-8 para que sirvan al programa Air Force One.
El CEO de Boeing, Dave Calhoun, admitió que el gigante de la aviación “probablemente” no debería haber suscrito dicho acuerdo en primer lugar.
Incluso, se podría ocurrir en más pérdidas en el contrato del Air Force One en los próximos trimestres, advirtió Boeing en una presentación regulatoria.
Air Force One es la designación oficial de cualquier avión que transporte al presidente de los Estados Unidos.
“Voy a llamar al Air Force One un momento muy singular, una negociación muy singular, un conjunto muy singular de riesgos que Boeing probablemente no debería haber asumido”, dijo Calhoun en una llamada con analistas.
“Pero estamos donde estamos y vamos a entregar grandes aviones”, agregó Calhoun, poco después de que Boeing informara una pérdida para el primer trimestre de 2022. “Y vamos a reconocer los costos asociados con ello”, indicó.
Boeing reveló una pérdida neta de US$1.200 millones en el primer trimestre, con un cargo de US$660 millones, esto asociado a retrasos y mayores costes del programa Air Force One.
El acuerdo de Boeing para los nuevos aviones Air Force One fue cerrado por el entonces CEO Dennis Muilenburg y el entonces presidente Donald Trump, en febrero de 2018.
El contrato requiere que el fabricante estadounidense, no el gobierno federal, asuma cualquier exceso en el costo de modificar las dos aeronaves 747.
Según ese contrato de precio fijo, a Boeing se le pagará alrededor de US$ 4.000 millones por el trabajo. El primero de los dos aviones se entregaría en 2024, pero una propuesta de presupuesto de la Fuerza Aérea de los Estados Unidos (USAF), de principios de abril pasado, retrasaba la entrega hasta 2026.