Boeing prueba los diferentes sistemas del avión 777X en frío extremo en Alaska.
Por Alberto López
Una de las cuatro aeronaves de prueba fue enviada de Seattle, Washington, a Fairbanks, Alaska, para someterse a este tipo de pruebas, como todas las aeronaves, para comprobar su confiabilidad de operación bajo todo tipo de condiciones climatológicas y así ser obtener certificaciones, antes de producción en masa.
Los aviones deben ser probados en clima de frío extremo para evaluar cómo este afecta a las piezas del aparato.
Esto porque este clima puede hacer que las aeronaves se rompan o se agrieten derivado de que los metales, como el acero y el aluminio, se contraigan a diferentes velocidades. Por otro lado, las piezas móviles se ven sometidas a un mayor desgaste cuando los lubricantes pierden su viscosidad. Además, el caucho y el plástico pueden tornarse frágiles a temperaturas de congelación.
Una de las pruebas consiste en apagar el avión durante 24 horas para luego hacer un arranque en frío. Además de arranque del motor y de la APU después de la inmersión en frío; prueba del inversor de empuje con nieve; verificación del comportamiento de los sistemas a temperaturas extremas y aborte de despegue, entre otras comprobaciones.
La semana pasada, Boeing anunció el retraso del programa 777X para dar espacio a los cambios de certificación y a las peticiones de los clientes de retrasar las entregas debido a la baja de la demanda del tráfico aéreo por la pandemia.
El avión ha sido encargado por aerolíneas como Emirates, Qatar Airways, Etihad Airways, Lufthansa, Singapore Airlines, Cathay Pacific Airways, British Airways y All Nippon Airlines.