Brindis al sol

por | Oct 26, 2023

Es el tema de la semana, la propuesta de prohibición de los vuelos domésticos que se puedan hacer en tren en menos de dos horas y media.

Una vez más los ecologistas de salón, o lo que es lo mismo, los políticos sin conocimiento sobre lo que legislan, impulsan una política “verde” que no servirá siquiera para conseguir lo que pretenden, pero que limita los derechos de los ciudadanos.

No hay que irse muy lejos para saber que la prohibición (ya de por sí no me gusta esta palabra) de los vuelos cortos está siendo un fiasco en Francia, que fue la primera en implantarla. En el país vecino no sólo no se han reducido las emisiones, sino que han aumentado porque ha provocado el uso de vuelos más largos para llegar a los mismos sitios, sino que ha empobrecido a muchas ciudades medianas que ahora tienen menos negocio y menos turismo.

Francia lanzó esta prohibición anunciando al mismo tiempo un plan a cinco años para mejorar la conectividad por ferrocarril de esas ciudades medianas. ¿Y mientras tanto? ¿No sería más sensato esperar esos cinco años y luego dejar que el viajero elija? Si la opción del tren es mejor que la del avión, por economía, por sostenibilidad, por tiempo, por comodidad, los viajeros la elegirán. No somos tontos.

Es ni más ni menos lo que ha ocurrido desde hace años en Valencia donde la alta velocidad y el aumento de oferta por este medio bate de lejos al avión en las rutas a la capital de España. Sin prohibir nada. Porque no somos tontos, sabemos elegir.

Por otro lado, penalizar a la aviación regional, que es la punta de lanza en la aplicación de los desarrollos para la descarbonización de la aviación, desincentivará las inversiones encaminadas a conseguir el objetivo común de reducir las emisiones del transporte aéreo. Me parece mucho más sensato ayudar en ese proceso, promover la producción de SAF y de hidrógeno verde para conseguir en nuestro país, idealmente posicionado, esa transición al nuevo modelo económico sostenible con el que se llenan la boca, pero que no acaban de centrar.

Puestos a prohibir (y repito que no me gusta esa palabra) prohibiría la fast fashion, que es la industria más contaminante del planeta sólo por detrás de la de la producción energética. O el comercio low cost, tipo Amazon, que emite ingentes cantidades de CO2 en toda su cadena de producción, embalaje y transporte, y favorecería por el contrario al comercio local y de kilómetro cero. ¿Quién es el tonto aquí?

Jorge Penalba

Jorge Penalba

Editor desde 1988, piloto ULM y PPL, entre las publicaciones aeronáuticas que ha publicado y/o dirigido, Aviación General y Deportiva, Fuerza Aérea, Aviación Comercial, Avion&Piloto y, desde 2009, Avion Revue Internacional. Acompaña al desarrollo de la aviación general y deportiva desde la irrupción de los ULM, realizando y publicando las pruebas en vuelo de buena parte de las aeronaves aparecidas desde entonces, desde el tubo y tela a los reactores ligeros. En Avion Revue se encarga, además de su dirección ejecutiva, de las secciones de Industria, MRO y Sostenibilidad.